miércoles, 25 de agosto de 2010

Un año negro para la prensa hondureña


Honduras es el segundo país del mundo más peligroso para los periodistas, después del asesinato el martes de esta semana del reportero Israel Zelaya Díaz, en la norteña ciudad de San Pedro Sula, con lo que el número de comunicadores asesinados en lo que va del presente año se elevó a nueve. El Instituto Internacional de la Prensa (IPI) advirtió que esta situación es sumamente preocupante y así se lo han exteriorizado al presidente Porfirio Lobo Sosa, quien a juicio del organismo, no ha hecho nada o muy poco para revertir esta situación.
Según esta red mundial de editores de medios, Honduras sigue siendo en 2010 el segundo país del mundo más peligroso para los periodistas, sólo por detrás de México, país que vive una espiral de violencia provocada por los cárteles de la droga que operan a sus anchas en ciudades como Ciudad Juárez.
Nunca como ahora la prensa hondureña ha visto sorprendida e impotente como la violencia criminal y política ha hecho de los comunicadores sociales su principal blanco. Es así que el 2010 se convirtió en el año negro para los comunicadores sociales.
Muchas de las muertes permanecen en la más completa impunidad y de las nueve registradas este año, en apenas dos de ellas se logró la captura o la identificación de los presuntos responsables.
Según los recuentes, en lo que va de 2010, nueve periodistas más un locutor de una emisora musical, fueron ultimados de forma violenta sin que hasta ahora los crímenes hayan sido esclarecidos.
Se cuenta entre las víctimas a Luis Arturo Mondragón (14 de junio), Georgino Orellana (20 de abril), Manuel Juárez y José Bayardo Mairena (26 de marzo), Nahúm Palacios (14 de marzo), David Meza (11 de marzo) y Joseph A. Hernández Ochoa (1 de marzo).
Además de los anteriores crímenes tampoco se había identificado a los responsables materiales ni intelectuales de los asesinatos ocurridos en 2009 contra Bernardo Rivera Paz (13 de marzo), Santiago Rafael Munguía (31 de marzo) de Radio Cadena Voces y Gabriel Fino Noriega (3 de julio).
Hasta ahora los periodistas hondureños habíamos gozado de una relativa tranquilidad en nuestra labor de recoger y divulgar información y mirábamos desde lejos como países como México, Colombia y Guatemala se convertían en sitios inseguros para la prensa.
México, por ejemplo, vive una violencia sin precedentes, debido a la guerra entre los principales cárteles y la ofensiva montada en su contra por el gobierno de Felipe Calderón.
En esta guerra cruzada la prensa y los periodistas han quedado en medio y han sido un blanco constante de los narcotraficantes.
En Honduras, la crisis política derivada del derrocamiento de Manuel Zelaya de la Presidencia del país, provocó en alguna medida un nivel de violencia y agresiones en contra de un sector de la prensa hondureña que se identificó con los bandos que apoyaban y rechazaban el retorno del corrupto ex presidente hondureño.
No obstante, es importante señalar que el nivel de violencia y agresiones en contra de los periodistas también fue una constante en la administración de Zelaya, durante la cual varios periodistas fueron querellados por funcionarios del gobierno y otros tuvieron que salir al exilio por amenazas a muerte, mientras algunos medios sufrieron el acoso y las amenazas de cierre por parte del gobierno.
En esta administración fueron asesinados los periodistas Carlos Salgado, humorista y productor del programa satírico “Las Historietas de Frijol El Terrible” y el corresponsal Rafael Munguía, ambos de la emisora Radio Cadena Voces, critica de la gestión de Zelaya. Ambos crímenes permanecen en la más completa impunidad.
De igual forma se querelló a los periodistas Nelson García, de La Prensa; Carlos Mauricio Flores, de El Heraldo; Roxana Guevara y Renato Alvarez de Telenoticias y los periodistas Juan Carlos Fúnez y Melissa Amaya de Radio Cadena Voces.
De modo que las agresiones, las amenazas y las intimidaciones en contra de la prensa, fueron recurrentes en el gobierno de Zelaya, sin que éste actuara para evitar esa situación, al contrario la alentaba con sus permanentes enfrentamientos con la prensa crítica a su gobierno.
La Resistencia Popular, a fin a la causa Zelayista ha pretendido vincular muchos de los asesinatos de los periodistas ocurridos en el 2010, a la crisis política que vivió el país, sin embargo, las autoridades no han logrado confirmar que estos hechos este relacionados, aunque no se descarta que algunos de ellos tengan que ver con el conflicto que vivió el país el año pasado.
Lo que preocupa de toda esta situación, es la indefensión en la que prácticamente se encuentran los periodistas hondureños. Hoy por hoy ejercer el periodismo se ha convertido en uno de los oficios más peligrosos en Honduras.
El gobierno de Porfirio Lobo Sosa, no puede soslayar o pretender minimizar esta situación, por el contrario debe avocar los esfuerzos de los cuerpos de seguridad del Estado a esclarecer estos hechos para tranquilidad de la ciudadanía, la misma prensa hondureña y la comunidad internacional que no quita la lupa y su ojo inquisidor de Honduras, tras los hechos políticos ocurridos después del 28 de junio del año pasado.
Para Anthony Mills, jefe del departamento de Libertad de Prensa del IPI, "Aunque el motivo del ataque al señor Israel Zelaya no está aún claro, nos gustaría subrayar de nuevo que Honduras se ha convertido en uno de los países más peligrosos del mundo para los periodistas",
Por eso, "es vital que las autoridades investiguen a fondo las muertes, para no permitir que prospere la cultura de la impunidad".
El IPI recuerda que ya el pasado marzo, tras el asesinato de tres periodistas en dos semanas, este organismo remitió una carta abierta al presidente de Honduras, Porfirio Lobo, para expresarle su preocupación por esta situación, una misiva "a la que el IPI aún no ha tenido respuesta".


¡Dios guarde a los periodistas hondureños!

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